"Cuentos de la selva" : una joya de la literatura latinoamericana
La selva es un mundo palpitante de vida, de colores y de... aventuras.
El verde intenso de la vegetación y el rojo del suelo enmarcan peligros: el tigre que acecha a su presa en una aparente quietud, los músculos tensos dispuestos para el salto; el yacaré que parece dormido hasta que abre sus poderosas mandíbulas. O las rayas que pueblan el Yabebirí, el río que a su paso compone una vieja canción.
Pero también estan las víboras que danzan vestidas de bailarinas, una abeja que se olvidó que las abejas son trabajadoras, el coatí y la tortuga.Y los flamencos! Poblando con su color rosa las márgenes del río.
Pero...¿Cómo hace un niño para entrar en la selva? La ayuda viene de la mano de Horacio Quiroga, que la conocía y la amaba.
Horacio Quiroga es uno de los más grandes escritores latinoamericanos. Nació en Salto, ciudad del Uruguay, y vivió en Buenos Aires. Un día descubrió Misiones y allí se quedó durante varios años. Conoció los árboles y matorrales, la luz y la oscuridad del monte. Los movimientos y el lenguaje de las criaturas que lo pueblan.
En "Cuentos de la Selva" estos seres, que habitan tanto la realidad como la ficción, son los protagonistas de una serie de aventuras que nos tendrán en vilo hasta la última página. Conocerlos a través de Horacio Quiroga es más que un privilegio!
"Cuentos de la Selva"de Horacio Quiroga. Editores Mexicanos Unidos, México,D.F., 1998
2 Comments:
Excelente tu recomendación Claudia! Sí que es un maravilloso autor Quiroga, de esos que se pueden disfrutar desde chico... hasta que seamos bien mayores! Estos cuentos de la selva son realmente magníficos: compártalos con los más chiquitos a la hora de la camita, o déjelo a mano de los adolescentes. ¡Busque esta u otra de las obras de Quiroga en la Biblioteca Popular Sarmiento!
Creo que mi primer recuerdo de algo así como un cuento de terror es aquel de la media de los flamencos. Aunque no lo sea, para mí lo fue.¡Qué miedo me dió, por dios! Lo leí en Whellwright, provincia de Santa Fé, donde pasé muchos veranos de mi infancia. Solo un gran escritor puede imprimir tan fuerte en la mente de un niño.
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